21 de noviembre de 2006

Last Tango in Paris

Me encantaría borrarte.
Me encantaría quemar todas las cosas que poseo de tí, pero no puedo hacerlo ya que no me has dado ninguna, probablemente porque nunca te las he pedido.

De cambiar algo lo haría en mi cabeza, que el corazón ya no siente. El estómago lo controla, ¿sabes? Entonces es para mí difícil decidir cuando estoy satisfaciendo mis necesidades que se me demandan todos lo dias, trabajar con las entrañas y dejar de pensar con la cabeza.
Y es por eso que yo terminé como esoty ahora, ¿ves?

Pero me he replanteado algo, últimamente.
Porque sin cabeza, no hay cuerpo.
Pero sin estómago, si hay cabeza.
Entonces, qué pasaría...

¿Qué pasaría si yo ya no quiero más PENDEJADAS?
¿Si me arrepiento de todo lo que (no) te he dicho y mejor me voy a otro lugar?
¿Y si yo te pidiera ayuda con eso, seguirías haciendote el indiferente?

Porque sé que algo no eres, y tu no eres tan HUEVÓN como para no haberte dado cuenta.
Aunque la seguridad en mí ya no se da tan a menudo como me gustaría, te reafirmo lo que dije.

Y yo divago y siempre te omito las cosas que me gustaria decirte.
Como por ejemplo (este ejemplo):

¿QUIÉN CHUCHA TE DIO EL DERECHO DE SABER DE MI EXISTENCIA?