1 de marzo de 2007

Show me love

Pantorrillas redondas y suaves como la seda cuando se convierte en piel, acaban hacia abajo en un taconeo lento y calculado.
Las medias oscuras las dividen con una costura por la mitad. Descansan. Se cruzan, se descruzan, se junta tobillo con empeine. Avanzan decididas una detrás de la otra cuando se ponen de acuerdo y deciden caminar juntas.
Se quedan serias y tensas, esperando al movimiento hacerlas suyas suevamente.
Coquetean entre ellas cuando sienten la tela de una falda caer alrededor de ellas con abandono, la inusual calidez del nylon que las envuelve y las perlas de sudor que se acumulan un poco más arriba.
Avanzan, se tienden, se separan.
Se descalzan, se desvisten, se agitan, se contraen.
Se encuentran nuevamente, y conocen a otro par, piernas entrelazadas bajo una sábana que, cansada, emana los vapores del amor.
Se adormecen.
Esperan luego a la quietud de la piel ajena, se escabullen del calor, se visten, se ponen los zapatos, y se van.