23 de octubre de 2007

Me asustas

Sentí ácido en la

boca y tengo los

ojos rojos. Quince

minutos de

autodestrucción, y

lo tengo claro.

Pero el dolor de

estómago y la

garganta rasposa

no me molestan.



(Que quede claro que esto no es poesía vanguardista. Es sólo una manera de transcribir directamente de cómo fue en el papel.)

1 de octubre de 2007

Checkmarks

Tú nunca fuiste para mí más que un nombre en un papel, un ticket en una lista. (Es que tengo que acordarme de lo que hago para mi examen cada seis meses con mi ginecólogo)
Al lado de tu nombre puse tres estrellitas. El máximo, eso sí, es de cinco. O sea, bien, pero no sorprendente. Justo como tu personalidad: normal, pero no espectacular. Igual, también, que tu conversación, tu ropa, tus ideas y tus cambios de ánimo. Nada del otro mundo, nada que me afecte mucho al conocer o al dejar.
Diré que fuiste un interludio agradable, un tiempo de espera de comerciales en la cual la mayoría de la gente se para a rellenar su vaso o para ir al baño. Yo, en cambio, decidí variar mi rutina y ver qué pasaba en aquellos cinco minutos de propaganda contigo en vez de comer papafritas.
¿Alguna vez voy a arrepentirme de lo que hice? No, no creo. Es que sin mentirte, no lo pasé mal. Pero tampoco bien. Tampoco me enamoré de ti, pero no me diste lo mismo.
Es que contigo nunca fue blanco y negro, nunca fue ni cima ni depresión en el gráfico, nunca fue ni sol ni nieve.
Es que contigo, todo fue mas bien gris.