5 de noviembre de 2010

Just ain't fair.

Y todavía.
Nada para mí.

Me equivoqué de buffet, parece.
O tengo mala técnica.
Confundí catar con bulimia, y ahora se me intensificó el reflejo.
Me sube cuando miro otra comida.
(De ahí que no pruebe otras cosas.)
Y me acerque a platos que creo saber lo que son (la intuición), pero nunca he pasado de las migas. La cremita de los bordes.
De ahí la conciencia en culpa y el abandono. Una nunca sabe como algo distinto va a engordarla. Y llega otra, toma el pastel entero, se lo lleva, y lo come lentamente. Y yo la veo disfrutarlo.
Y me digo: "Mierda, podría habermelo comido yo".
Y me consuelo: "Pero hay mas cosas en el menú".

(Pero hasta ahora no he querido comerme ninguna, porque temo que me toque algo amargo. Temo que me toque una textura viscosa. Temo que se disuelva muy rapido. Temo que. Temo que.)

Temo acercarme a la mesa, y del ímpetu, botar el plato al suelo. Por tomarlo con la mano y sonrisa falsa, en vez del tenedor entre dos dedos. De nuevo.
Por gula.
Temo que.