El sol se arrastra por la calle derritiendo el asfalto, las sombras de la gente se deslizan pegajosas, como chicles derretidos por el calor,
Entre ellos, un cigarro que acaba de sucumbir bajo un zapato, lanzado desde una ventana y que una persona se encargó de asesinar.
Su humo se habia estancado en mis pulmones mientras veía como se escapaba su nubecita por la ventana a través de mis dedos temblorosas por la incertidumbre de sentir que yo ya no sé nada.
2 comentarios:
Son un cuarto para las cinco de la mañana y yo escucho los pájaros cantar mientras leo lo que escribes...y lo más comico es que en horas esatremos juntas seguramente hablando de esto y mucho más...
Revivió mi blogspot...
Te quiero demasiado amiga
te amo
solo eso
esper verte pronto o morire de penaaaaaaaaaaaaaaaa
eres lo mejor (pero no te creas el cuento) jaaja
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