Estoy con pena.
Pero es de esas que me gusta llorar, la que me hace repetir la misma canción hasta sentir un dolor hondo en medio del pecho y el estómago en un puño.
Tengo que asumir que me gusta sufrir. No sufrir a llanto gritado (que a veces hace bien pero es poco privado por su naturaleza chillada), sino con lágrimas lentas que me hacen saborear la sal en los bordes de la boca o correrme por los lados de la cara y caer en las orejas mientras mirao el techo o me siento flotar sobre el piso.
Y de esa pena tengo.
La solitaria, la privada, la que desea un hombro en particular y que por la misma razón de carecer de uno en el momento hace llorar más.
Y la voy a disfrutar porque no tengo otra cosa a la que aferrarme.
3 comentarios:
loreeee!
no te puedo postear en el flog, pero aqui sii!!
me encanta como escribes y me encantaría dejarte un post muy bkn q diga cosas tan lindas como las que tu dices, pero me duele la cabeza y estoy con cero inspiracion...sera, igual me quieres!
...playitaaa!!
te adorooooooo!!
Otra vez más me deleitas. Hasta con pena!
No la disfrutes, solo hay que pasar por ella y sentirse orgulloso de poder ser uno el propio hombro que necesitamos.
¿Cuándo nos vemos?
La pena, como la alegría, están en nuestro interior, nos pertenecen. Es, pues, del todo legítimo querer disfrutar con ellas, tanto con una como con la otra.
Mi pareja me dijo un día: "Nadie substituye a nadie. Nunca". Y ese hombro que aún no ha llegado no puede ser substituído por el tuyo propio.
Con cariño,
Bartok.
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