Sentí ácido en la
boca y tengo los
ojos rojos. Quince
minutos de
autodestrucción, y
lo tengo claro.
Pero el dolor de
estómago y la
garganta rasposa
no me molestan.
(Que quede claro que esto no es poesía vanguardista. Es sólo una manera de transcribir directamente de cómo fue en el papel.)
boca y tengo los
ojos rojos. Quince
minutos de
autodestrucción, y
lo tengo claro.
Pero el dolor de
estómago y la
garganta rasposa
no me molestan.
(Que quede claro que esto no es poesía vanguardista. Es sólo una manera de transcribir directamente de cómo fue en el papel.)
3 comentarios:
Los 15 minutos son de por vida
y la wea es INDIGNA.
Así no más.
No me asustas, te conozco. :)
Niño retado, todas las veces q sea necesario.
Besos!!
y confianza...confía....
Hay que ser muy valiente, o muy inconsciente, para retarse a uno mismo y asomarse al borde del abismo. Los pusilánimes sentimos el riesgo mucho antes, y con ello nos perdemos el sabor del ácido y el dolor de la vida. No soy quién para juzgar nada ni a nadie, pero pienso que la vida está para eso, para vivirla, y el vivir está íntimamente ligado a la experiencia. Aunque espante.
Con cariño,
Bartok.
PD.: Te espero...
que buen texto. siempre he admirado esos ímpetus minimalistas de los poetas que tienen de dos a tres años menos que yo, jajajaja.
En lo que a mi respecta, me quedé pegado en algunos modelos antiguos, modelos de "viejo de miera". así que, de todos modos,me parece un intervención acertada.
un abrazo
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